jueves, febrero 17, 2011

Spanish Trainer

Últimamente no paro de escribir, ¿eh? Pues la verdad es que tengo cosillas que contar.

Esta semana se suponía que empezaba a dar clases en una compañía, una empresa de outsourcing que hace un poco de todo. La verdad es que el primer día fue un desastre: el taxi estaba reservado para la hora equivocada (para las 11, cuando a las 11 tenía que empezar la clase), y a mí me habían dicho otra hora, después ni el taxista ni yo sabíamos la dirección de la empresa (nadie nos había informado), y nos perdimos y llegamos casi dos horas después... luego allí no había los alumnos prometidos (de 40 sólo aparecieron 5...)...vamos, que llegué a la hora de terminar (Prachi había ido antes porque vive cerca), y sólo entregué unos libros. Pasé un calor horrible en el taxi y un montón de horas esperando para entregar cuatro libros....Cosas que pasan. Al menos el taxista era majo y aprendí alguna palabrilla de kannada a base de hablar con él, cada uno en su lengua.

Lo peor fue que me dejé el móvil en el taxi. Para un fin de semana que hago amigos y guardo números de teléfono nuevos, voy y pierdo el móvil y toda posibilidad de comunicarme con nadie. Si me pasara algo, tampoco podría llamar a nadie...No pasó nada tampoco, pero una nunca sabe. Total, unos días de agobio sin móvil, hasta hoy que lo recuperé. Justo antes de volver a la empresa de nuevo, esta vez, a dar clase. Aún así, como el taxista era diferente del de la última vez, tampoco sabía la dirección, así que nos perdimos otra vez y llegamos tarde. Pero tampoco importó tanto: algunos alumnos llegaron más tarde que yo.

La empresa es un lugar impresionante. No parece la India. En un edificio acristalado, supermoderno, limpísimo, con varios guardias y gente que te revisa los bolsos y bolsas que lleves: no están permitidos ni los cds ni las cámaras de fotos, ni por supuesto los móviles con cámara. Ni siquiera para los empleados. Cosas de seguridad industrial. Dentro hay plantas preciosas, todo tipo de salas, incluido ¡salas con billares y pingpong!  Vamos, que ojalá me hubieran dejado pasar una cámara de fotos dentro.

Los alumnos, como todos los alumnos indios, son fantásticos. Son simpáticos, tienen sentido del humor, y ganas de estudiar. A veces preguntan demasiado, sí, pero es porque quieren saber, no porque quieran fastidiar a la profesora....Son unos 10, chicos y chicas, y no sé si les voy a seguir dando clase yo o Prachi, pero una cosa tengo clara: si voy yo, voy en autobús. Hay un bus que va directo para allí, y con aire acondicionado, cosa que el taxi no tiene. Y además  así el taxista no tiene que esperarme dos horas tirado en la carretera, ni saldría tan caro.

Lo que me alucina son los alumnos, de verdad. Siempre. Sólo por tener alumnos así vale la pena quedarse en la India. Los del fin de semana me han pedido controles más a menudo para repasar y obligarse a estudiar, lo mismo con los deberes: también me han pedido libros que puedan leer o películas o canciones, aunque por desgracia hay poca cosa para nivel tan básico. ¡A ver si hacemos la proyección de película la semana que viene!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora comprendo como un pais como la India, puede ser en estos momentos de crisis mundial u pais emergente. A base de pasarlas muy canutas en el pasado y aprovechar las oportunidades en el presente. Dile tu a los estudiantes de la mayoria de los paises del mundo que se obliguen a estudiar en fin de semana, cuando la mayor parte no es que ya no esten en el mundo laboral, sino que el unico trabajo que tienen es estudiar y ni siquiera eso hacen a diario.
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