No sé cuántas veces he dicho eso mismo ya, "necesito vacaciones". Y nunca me las cojo. Pero es que últimamente todo son cosas por hacer que sigo dejando para mañana, como si yo fuera mi propia burocracia. Se acerca el fin de curso y me agobia que mis estudiantes no avancen y no saber qué hacer ya para que atiendan en las clases, me agobia tener que preparar los exámenes, las dos charlas que están planeadas para el mes que viene cuando mi jefe, sin avisar, se acaba de largar a USA y me ha dejado plantada en la burocracia de la universidad (que cuando se junta con la mía, son terribles), más perdida que un pingüino en el desierto, además del taller de teatro que se precipita hacia su final sin un duro porque lo mío no son los números ni los presupuestos, además de un visado que me causará problemas por la tardanza de otras burocracias (la española y la india) y una mudanza cercana que tengo que arreglar y que solo pensar en ella me da escalofríos.
Yo solo quiero irme de vacaciones. Salir de esta Calcuta que ahora es agobiante, no sólo por todas las cosas que no estoy haciendo -culpa mía- sino del calor - que no es culpa mía. Ahora me pego dos duchas al día porque sino no aguanto. Vuelvo a casa pegajosa y llena de polvo o contaminación, o lo que sea.
Quiero irme a la montaña o la playita, a disfrutar por una semanita o así de eso que llaman descanso y que no sé cuándo fue la última que lo tuve. Porque entre el calor y el estrés, no consigo ni dormir. Una tarde en Itapoa es lo que quiero...Quedarme dormida en la arena escuchando bossa nova tras beberme un coco. Ais, si me pagaran por soñar...
1 comentario:
Ánimo.
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