sábado, marzo 03, 2012

Corta visita a Bangalore

Hay muchas cosas que contar, pero lo primero es lo primero, y si no hago caso de la cronología, pierdo el hilo de las cosas que he contado y las que no. Y antes de escribir sobre cómo fue el evento cultural o mi último descubrimiento por Calcuta, tengo que hablar de la visita relámpago a Bangalore que hice la semana pasada.

Dos días para Bangalore, cuando tienes amigos allí para ver, no son suficientes. Me supieron a muy poco, no vi a todo el mundo, y definitivamente, no comí tanto sambhar como hubiese deseado. Salí el sábado de madrugada y llegué por la mañana a Bangalore, para darme de bruces con dos realidades: que Bangalore tiene un clima maravilloso, del que ahora me doy cuenta, y que Calcuta está vieja. Sí, el aeropuerto de Bangalore es mucho más nuevo, lo sé, Bangalore y Karnataka tienen más dinero y se pueden permitir construir un aeropuerto así. Pero es que no hay color. Al menos el de Calcuta podrían mantenerlo un pelín más limpio, no sé.

Me cambiaron el vuelo dos días antes y tenía que salir a las 5 de la mañana, es decir, que llegué al aeropuerto sobre la 1 y me quedé esperando allí, mientras practicaba a escribir bengalí, y no dormí nada más que en el avión. En el avión, a mi lado iban dos bengalíes que pertenecían a un grupo de unos 5, todos de la misma empresa: una agencia de seguros. A mi lado estaba el jefe, que me contó que como sus 5 trabajadores había hecho muy buen trabajo últimamente, les premiaban así, con una escapadita de cinco días a Mysore y Ooty. ¡Uau!, pensé, ¿qué empresa española hace eso? Y además, me contó, ya habían ido de viajecitos a otras partes de India. No me extraña que sus trabajadores trabajen bien, si me gano un viaje cada dos meses, yo también curraría!!

Me hizo mucha gracia hablar con ellos porque eran taaan bengalíes. No puedo explicar exactamente como, todavía, pero su cara redondeada, comiendo "muri" (un snack hecho de arroz inflado tostado, cebolla y masala), casi todos con sus gafas de pasta y sus curvitas de la felicidad en la barriga: muy bengalíes. Al menos aquí en India la gente no duda en hablarte en los aviones, son muy simpáticos, pero estaba cansadísima y me quedé dormida enseguida.

En Bangalore los perdí, y después de tomarme un té a modo de rápido desayuno, cogí el bus para ir a la ciudad. De repente, todo estaba en kannada y no podía entender absolutamente nada de lo que oía por la calle. Solo a veces, que alguien hablaba en hindi, podía entender palabras sueltas, pero como ya lo tengo muy olvidado, me sentía un país totalmente extranjero. Me he acostumbrado demasiado a escuchar bengalí a mi alrededor todo el tiempo y a ir entendiendo lo que dicen, más o menos, en cualquier parte. Llegar a Karnataka, aunque fuera mi casa hace no tanto tiempo, era ahora como ir a visitar un país extranjero, todo me sonaba a chino.

Por fin llegué y fui a desayunar, un desayuno propiamente dicho, al lado del MTR de St. Mark's Rd. Me hizo gracia que aunque el autobús me dejó en una parte de MG Road que no conocía, pude orientarme y llegar sin problemas a St. Mark's Rd: incluso después de tanto tiempo sin pasar por Bangalore, todavía me sé todas las calles de memoria. Allí  hay un restaurante especializado en huevos y tortillas que tienen unos desayunos estupendos. lo que no es tan estupendo es el servicio, porque los camareros son lentos y un poco mal encarados. Pero aun así, los huevos revueltos con espinacas y tostadas de pan integral valen la pena.

Ya descansada llamé a mi amigo Juan, para ir a la casa donde me alojaría ese fin de semana. Un compañero de trabajo suyo tiene un apartamento muy grande con habitaciones de sobra, y allí me dejaron quedarme. La verdad es que es un apartamento envidiable, todo con suelo de mármol, una cocina bien equipada, aire acondicionado en todas partes, baños con duchas como en Europa, sofás, e incluso una terracita desde la que si te asomas un poco y miras a tu derecha, puedes ver UB City. Una localización fantástica para ir a cualquier parte.

Resulta que este compañero de Juan, que también se llama Juan, celebraba su cumpleaños ese mismo sábado. Allí me encontré a los otros españoles y latinoamericanos que ya conocía de las otras veces, y a algunos nuevos (como un puertorriqueño, expiloto de Kingfisher ahora que está en crisis). Fue una fiesta estupenda, en la que no faltó la música y mucha salsa, no en vano el anfitrión es venezolano...Y no faltaron tampoco unos postres estupendos, que al parecer son obra de la mano mágica del expiloto, al que debería pedirle su receta del pastel de chocolate. ¡No podía dejar de comerlo!

Además de tanta fiesta, me reuní con mis amigos y fuimos a tomar un café, no al café Mocha con su maravillosa terraza al aire libre bajo los árboles - que cerró :(- pero sí al Java City que fue casi nuestra segunda casa mientras estaba en Bangalore. Echaba de menos el café del sur, sin duda. Es casi la única cafetería que aguanta en Lavelle Rd; además de Mocha, Barista también ha cerrado, y ya solo queda este Java City (el de Church St también cerrró) y un Café Coffee Day de esos que crecen como setas en las ciudades. 

Pero lo mejor fue después, cuando fuimos a UB City al Skyye, que está en una terraza en lo alto del edificio y desde donde se puede ver todo Bangalore. Es un lugar con mucho estilo, un pelín caro, y que por la noche en lugar de encender luces en las paredes de cristal de la terraza, o de tener lamparitas en las mesas, ilumina el suelo, y las propias mesas. Es un poco rollo, porque para leer el menú tienes que girarlo contra la mesa y girar la cabeza tú también para leerlo, pero le da un ambiente increíble al lugar. Eso, con música chill out, y el único lugar donde puedes encontrar cerveza Asahi de importación. Los camareros son muy atentos, siempre pendientes de si necesitas algo. Cuando pedí la Asahi, el camarero me miró con cara de "lo siento, no queda...", pero cuando le dije que es que la Kingfisher no me gusta, se fue al almacén prometiendo que buscaría alguna, y encontró dos botellas que reservó para mí. ¿Se puede ser más majo?



Bangalore al atardecer desde el Skyye


El Skyye. Todo el suelo, las mesas y la barra, de este color azul, son en realidad de cristal con luz debajo, de manera que de noche todo tiene una luz blanco-azulada que se refleja en los cristales de las paredes y en las sillas y mesas blancas...una pasada.

Después de una cena en Koshy's, un clásico que no podía faltar, y un helado para no perder la costumbre, volví a casa a la fiesta de cumpleaños. En Koshy's me di cuenta de que tiene un ambiente similar a la Indian Coffee House de Calcuta, salvando las distancias, porque Koshy's es un restaurante con todas las letras, pero las mesas son iguales y el color de la atmósfera, la cara de los camareros (aburridos de servir), la gente de todas las edades yendo a charlar con un café (o una cerveza en el caso de Koshy's), con cuadros en las paredes de distintas exposiciones...son lo más genuinament bohemio que he visto en India hasta ahora.

Al día siguiente Juan me tenía preparada una excursión a tres templos cerca de Bangalore (cerca significa 4 horas como mínimo en coche), con taxi reservado y todo. Pero como terminamos el cumpleaños tan tan tan tardísimo, decidimos que era mejor aplazarla para otra ocasión...aunque tal vez no haya otra ocasión, porque parece que mi amigo se vuelve a Madrid, próximamente, aunque no descarta la posiblidad de tener que volver a Bangalore. Parece que los negocios en India si van bien, no como en España.

Para despedirse, me regaló ciento y mil cosas; bueno, libros y un disco. Pero como me apasiona leer, es el mejor regalo que me podían hacer. ¡Gracias! (Por cierto, como sé que lees este blog, que sepas que ya me he leído dos de los libros, y estoy por la mitad del de Crimen en Calcuta).

El último día fue un día de relax. Fuimos a comer a un restaurante muy moderno y con mucho estilo no lejos de UB City, también con terraza y un menú de comida occidental. La verdad es que hecho de menos la cantidad de restaurantes y bares y cafeterías con terraza que hay en Bangalore. Supongo que la lluvia de los monzones en Calcuta hace que los empresarios se lo piensen mucho antes de poner algo en una terraza, o tal vez sea el ruido de los coches o la contaminación. Pero las terrazas dan un toque especial a cualquier restaurante, aunque no sean gran cosa, y ojalá hubiera más en Calcuta. Sobre todo en estas noches de casi verano que es ya aquí, pero en las que todavía refresca un poco, una terraza es lo que más apetece.

Este restaurante, el Spiga, lo recomiendo porque la comida tiene un sabor estupendo, los camareros son muy amables y tienen my buena memoria (no les hace falta apuntar lo que pides), y el ambiente y la decoración son buenos, y está muy limpio.

Después de descansar un buen rato, había intentado quedar con mi amiga Prachi, pero no se encontraba bien, estaba en casa con náuseas....¡y es que resulta que está embarazada! Felicidades, chica.

Cuántas sopresas en solo un fin de semana: un amigo se va y otra va a tener un hijo/a. Un fin de semana en Bangalore es demasiado intenso. No da tiempo a todo ni a enterarse de todas las noticias....

De vuelta a Calcuta el lunes por la mañana temprano, salí de mi burbuja de Bangalore para volver a la realidad, el calor húmedo, el polvo y el ruido infernal del tráfico de Calcuta. Pero también para volver al té en la calle, al muri y a escuchar un idioma que cada vez se hace más y más familiar.

Hablando del idioma, una anécdota. Cuando estaba el domingo por la noche tomándome un café con un ex-estudiante en otra terracita, pero esta vez en Koramangala, de repente en la mesa de al lado se sentó un grupo de jóvenes que empezaron a hablar. Y me quedé paralizada. ¡Eran bengalíes! Una o dos palabras y pude reconocerlo y entender un poco de su conversación. Y como me quedé callada un buen rato, en shock todavía sin darme cuenta de que es que estaba escuchando bengalí, mi amigo se rió y me dijo: "¿Qué?, te has dado cuenta, ¿no? Son bengalíes. Ahora te sientes como en casa, ¿no?"

Pues sí, me sentía un poco más en casa, no quizá "en casa", pero sí "en mi país". ¡Ya no estaba en un país extranjero! Ah, la magia de entender lo que dice la gente en la calle...lo cambia todo. Aunque entiendas el 10% de lo que hablan, lo interesante es que entiendes sin escuchar, y lo que hablan deja de ser simplemente un ruido más, para volverse algo humano.

La de cosas que se descubren en Bangalore, además de restaurantes :)

2 comentarios:

SANDRA dijo...

Hola, soy una chica de Galicia, estoy mirando lo de currar de profe de español en Bangalore. Algún consejo para encontrar trabajo??
Gracias

SANDRA dijo...

Mi email es kalaicoi@hotmail.com, por si puedes ponerte en contacto conmigo
Gracias

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