martes, enero 03, 2012

Orissa - Puri

Por fin unas vacaciones vacaciones. Estilo "india", es decir, totalmente sin programar, ni reservar, ni nada. Conseguimos los billetes en el último momento y Clo y yo nos fuimos a Puri, en Orissa, una ciudad que es sagrada para los hindus y que tiene un templo muy importante, Jagannath Mandir, dedicado a una de las (muchas) formas de Vishnu.

El tren salía no de Howrah Station, como casi todos, sino de una pequeña estación más al sur de Howrah, Shalimar: un lugar oscuro y pobre, una estación de tren casi vacía, con tan solo un mísero puesto de té. El tren salió un poco tarde, aunque en realidad eso nunca lo sabremos, porque los horarios de cada andén en la estación decían una hora distinta y ni siquiera nosotras teníamos los relojes con la misma hora. Así que tal vez salió puntual, ¿quién lo sabe?

Para mí era la primera vez que viajaba en tren, así que era muy emocionante. Estoy acostumbrada a los largos viajes en bus, pero también a sus paradas cada cuatro horitas, a estirar las piernas y tomarme un té o comer algo. En algo son similares el tren y el autobús: tardas más o menos lo mismo (aunque el tren es muchísimo más barato si uno viaja en Sleeper Class), y las camas son igual de incómodas. Los saltos, traqueteos y ruidos, son similares también. Quizá sea más interesante ir en tren porque puedes hablar con más gente y eso, aunque como viajamos de noche nos dedicamos básicamente a dormir.


A veces me despertaban los pasajeros que se subían al tren, los hombres roncando, los niños llorando o hablando, el chaiwallah paseando por el tren gritando "¡cha! ¡cha! ¡chaiiiiiiii!"...y a las 5 los niños que estaban a mi lado se acabaron de despertar y no se volvieron a dormir, y yo tampoco.

A las 6.30 llegamos a Puri, que resultó ser un pueblecito muy pobre al lado del mar, a rebosar de gente. Decidimos que no haríamos noche en Puri, sino que iríamos directamente a Konark, que está a una hora y tiene un templo dedicado al Sol que es patrimonio de la humanidad por la Unesco. Así que con la mochila en la espalda, nos recorrimos todo Puri a pie. Primero bajamos a cerca de la plata, CT Road, a desayunar algo (nos tomamos un té al llegar pero necesitábamos algo para nuestro estómago). Encontramos un hotel con un restaurante muy majo, que era el único que estaba abierto a esas horas, y con un camarero muy simpático. Era el único que hablaba inglés de los tres camareros, y nos recomendó pedir paratha (porque era lo más fácil de hacer, no porque fuera mejor), para que no tuviéramos que esperar mucho. A mí las parathas del norte no me hacen mucha gracia: son un pan redondo y plano frito en muchísimo aceite, en lugar de hechos al horno, y bastante gruesos. Suelen rellenarse con una capita fina de patata o paneer (queso fresco), y tomarse con algo picante o yogurt. Para desayunar es demasiado para mi estómago (en realidad, a cualquier hora son demasiado pesadas para mí). En el sur, en cambio, la paratha se hace sobre una plancha, con menos aceite que aquí, y se abre en distintas capas de manera que parece un pan en espiral y tres dimensiones, crujientito. Aquí en Calcuta solo la he encontrado así en un restaurante, en los demás, es horrible. Así que yo me decidí por el sandwich vegetal, y no me equivoqué: uno de los mejores sandwiches vegetales que he probado en India hasta ahora.

Depués del desayuno y de un par de cafés, seguimos andando hasta el final de CT Road y giramos para ir a la playa de Puri, que es muy famosa. La ciudad está pegadita al mar, y tienen una importante industria pesquera, sobre todo, de sardinilla seca. En la calle habíamos visto edificios más o menos decentes, de dos o tres pisos como mucho, pero al entrar en la playa nos encontramos con un poblado de casas de barro, algunas ladrillo, de un solo piso y seguramente una sola habitación, como mucho dos, donde los pescadores y sus familias vivían. Los animales estaban sueltos en los patios que compartían las distintas casitas: gallos, gallinas, perros, cabras, patos, gatos....Las mujeres estaban preparando la comida en los patios (o en la "calle", si es que así se puede llamar el pequeño sendero arenoso que serpenteaba entre los grupos de casas para ir a dar a la playa), cortando pescado o haciendo alguna preparación con las sardinillas secas. Los niños jugaban a la peonza, o entre ellos, y los hombres se bañaban y se lavaban los dientes. Incluso en semejante entorno, se lavan los dientes todas las mañanas.

Muchos se nos acercaban a preguntarnos de donde veníamos, cómo nos llamábamos, etc. O simplemente te saludaban en inglés o con un "namasté", ilusionados de ver extranjeros paseando por sus casas, y deseando practicar inglés. Algunos niños nos pedían dinero, pero no muchos. En un momento nos rodearon cuatro o cinco niños y aparecieron sus madres y padres, que querían invitarnos a sus casas a tomar pescado o té (pero viendo la playa, me alegro de ser vegetariana en India), a lo quenos negamos, o si queríamos henna, bueno, en realidad lo que estaban buscando era dinero pero no nos lo pedían de manera directa, y al final acabaron por pedirnos ropa o lápices para los niños. Pero no teníamos nada, ya que solo habíamos traído la ropa justa para los cuatro días que íbamos a pasar en Orissa. Para otra vez ya sé qué traer. Aunque era tanta la gente que nos llegó a rodear en aquel momento, que aunque hubiéramos vaciado nuestras mochilas no habríamos tenido cosas que darle a todos.

Nos contaron que ellos eran Telugu, de Andhra Pradesh, que habían venido por el trabajo a Orissa. Pero hablaban inglés bastante bien, sobre todo las mujeres, y cuando les preguntamos dónde habían aprendido inglés, una de las mujeres jóvenes nos dijo riendo "¿qué pasa, creéis que no estudiamos?". La verdad, en aquel pueblo ya eran las 9 de la mañana y los niños andaban todos por la calle, y aquí no hay vacaciones, ni tampoco vimos ninguna escuela en el camino, así que sí, nos preguntábamos seriamente si estudiaban o no.

La playa de Puri

Niños jugando en la playa

Hombres haciendo redes

El sol de la mañana

Las sardinillas a secar brillando al sol

Hacia el final de la playa, que se iba haciendo cada vez más limpia a medida que nos alejábamos del poblado de pescadores, empezábamos a ver turistas. Y junto a los turistas, puestecillos de comida y personas con caballos en los que la gente podía montarse y pasear por la playa. También había unos hombres con neumáticos grandes que llevaban atados con una gruesa cuerda. Como las corrientes en Puri son peligrosas, la gente no se baña apenas. Los que se atreven a meterse en el agua a menudo lo hacen dentro de esos neumáticos, como si fueran flotadores, y si viniera alguna ola peligrosa los hombres tirarían de la cuerda para devolver al nadador a la playa. No parece muy seguro de todas maneras, así que también hay unos cuantos guardacostas, fáciles de identificar por el gracioso sombrerito que llevan:

La verdad, espero que sepan nadar bien.

Al final de la playa vimos también el lugar donde las esculturas navideñas de arena se hacen. Antes de salir a Orissa, había visto fotos en la página de RTVE, y tenía mucha curiosidad. Pero las esculturas que estaban en la página ya no estaban en la playa, y en su lugar había otra, bonita también, pintada de colores y con un tema ecologista:

"Today my gift is green, take it", dice abajo

Salimos de la playa para ir andando hasta el templo más famoso de Puri, Jagannath Mandir. Es un templo dedicado, como decía arriba, a una de las muchas formas de Vishnu, y algunos parece que le relacionan con Buda (Buda se supone que es un avatar de Vishnu, pero algunos en Orissa se olvidan de Buda y se dice que el avatar es Jagannath, bueno, un lío). Se le adora junto a sus hermanos Balabhadra y Subhadra. Las imágenes de los dioses están hechas normalmente en madera, y siempre van los tres juntos.

El templo a lo lejos desde Temple Road

Balabhadra, Subhadra y Jagannath. El negro es Jagannath.

El templo está cerrado a los no hindúes así que tuvimos que contentarnos con darnos una vuelta alrededor de los muros (es un complejo de templos enorme), a observar a la gente comprando cosas para ofrendas antes de entrar en el templo, y a subir a una pequeña biblioteca desde cuyo ventanal se puede ver la plaza y un poco del templo. Es un lugar muy concurrido y muy vivo, y eso que no estábamos en tiempo de festival. No me quiero ni imaginar como debe estar Puri cuando están en fiestas...


En la biblioteca se puede subir un piso más para ver mejor, pero en mi guía dice que simplemente con dar 10 rupias es suficiente. Sin embargo, el bibliotecario nos pedía, sin pedir, al menos 200 rupias, 100 por persona, con la excusa de que era para el mantenimiento de la biblioteca. Pero precisamente lo que no tenía esa biblioteca era mantenimiento: los libros, metidos dentro de viejísimos armarios, estaban cubiertos de montañas de polvo, no había ningún libro de después de los años 70, se veia en la encuadernación de los libros, y estaban todos con los lomos destrozados. Tenían un par de periódicos del día (que cuestan 1 rupia y media). Con 200 rupias podría tener los libros limpios todos los días, los armarios con los cristales enteros, y muchos más periódicos y revistas, pero no había nada de ello. ¿A dónde iría el dinero? Si se notara que el dueño se gastaba algo del dinero en la biblioteca no nos habría importado dar 200 rupias o lo que fuera, pero así por la cara pues no. Además cuando le preguntábamos en qué se gastaba el dinero exactamente en el matenimiento de la biblioteca, esquivaba la pregunta y acabó diciendo que era para comprar periódicos y revistas del día, que como he dicho, pues había dos y además cuestán mucho menos que 200 rupias!!

Salimos de la biblioteca para buscar algún sitio donde comer algo y encontrar la estación de autobuses, que estaba al final de la gran avenida que se ve en la foto anterior. Comimos un thali con dal fry (lentejas amarillas sofritas con verduras), unas verduras en salsa picante, y mucho arroz. Con el estómago llego, pero muertas de cansancio de no dormir y de la pateada a la ciudad con la mochila a cuestas, acosadas por un sol de muerte (el frío que hacía en Kolkata y el calor que hacía en Puri, dios, parecía que estábamos en julio!), llegamos agotadas a la estación de tren. Allí nos sentamos a la sombra un ratillo para disfrutar de un té antes de subir al autobús para ir a Konark. 

Pero Konark estará en otra entrada :)

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