Dicen por ahí que el bengalí es la lengua más dulce de India. No estoy en desacuerdo: en la mayoría de las palabras comunes abundan las consonantes sonoras, las bilabiales, y las nasales como b, d, p, m, n; además de muchas "sh".
Pero en mi humilde opinión, en bengalí no es solo una lengua dulce. Es una lengua graciosa y musical. Escucharla es como que te hagan cosquillas en el oído. Por ejemplo, la palabra "cosquillas": katukutu. Pero además de esa, que suena a la parte graciosa de las cosquillas, la parte de la risa, hay otra palabra también: shurshuri, que suena a la parte dulce y tierna del hecho de que alguien te haga cosquillas acariciándote.
El bengalí está lleno de palabras que riman consigo mismas, que son una anáfora en sí mismas. Me encantan, porque tienen poesía y ritmo. Entre esas palabrejas y la entonación del bengalí, parece música. Ya no somos los gallegos los únicos que cantan cuando hablan.
Unos ejemplos ilustrativos:
taratari - rápido, pronto
kachakachi - "al ladito"
maramari - pelea, o para que en español no quedemos mal, yo diría "rifirrafe" (aunque quizá rifirrafe sea demasiado ligero para maramari) ^Efectivamente, tras comentarlo, parece que "rifirrafe" se diría hostahosti, y que maramari es una pelea ya en serio.
elomelo - desorden, lío
katakuti - el juego del tres en raya
chupchap - silencioso
majhe majhe - a veces
shokal shokal - temprano (en realidad, es la palabra "mañana" repetida...muy de mañana es temprano, sin duda)
Y tres que me encantan: tolmol (brilla el agua, reflejar), chokchok (despedir destellos metálicos) y jholmol (centellear los ojos). Sí, nosotros también tenemos palabras, pero son menos sugerentes al oído. O tal vez es que las tengo muy oídas. Es un poco como en japonés, donde las estrellas brillan con kirakira suru y las sonrisas (sí, las sonrisas) brillan con nikoniko suru.
Y tres que me encantan: tolmol (brilla el agua, reflejar), chokchok (despedir destellos metálicos) y jholmol (centellear los ojos). Sí, nosotros también tenemos palabras, pero son menos sugerentes al oído. O tal vez es que las tengo muy oídas. Es un poco como en japonés, donde las estrellas brillan con kirakira suru y las sonrisas (sí, las sonrisas) brillan con nikoniko suru.
Son mucho de repetir palabras para darle un énfasis al significado, como lo de shokal shokal. También tenemos: aste aste (despacito, poco a poco), dekhte dekhte (que viene a significar lo mismo que el anterior, aunque significa "mirando mirando"), hajar hajar (mil mil, vamos, un mogollón), y si sigo no acabaría nunca
En español también tenemos palabras graciosas de este estilo, como la de rifirrafe: batiburrillo (mezcla desordenada de cosas), pelele (tonto sin personalidad), guirigay (confusión ruidosa, griterío de gente), mequetrefe (persona inútil pero presuntuosa), tiquismiquis (persona muy remilgada, escrupulosa o maniática), cachibache (manera coloquial de llamar a un objeto cuyo nombre hemos olvidado o no nos interesa decir), recoveco (sitio escondido, difícil de encontrar)... Me gustan estas palabras rimbombantes.
Pero algo que no tenemos en español es la costumbre de los bengalíes cuando hablan coloquialmente de decir el nombre de una cosa, por ejemplo, agua (jol), y añadirle una especie de sufijo que rima con esa palabra pero que no significa nada: jol-thol. Y en lugar de decir, "dame agua" (jol deben), dicen "dame agua-pagua" (jol-thol deben). Yo es que me parto cada vez que lo oigo. Boi-toi (libro-mibro), poisha-doisha (dinero-linero), golpo-tolpo (charla-parla), cualquier palabra vale.
Es una pena que no tengamos algo así en español (aunque me recuerda al uso que le damos a los diminutivos -ito/a, -eto/a, -uelo/a, etc). De todos maneras, esto me ha hecho recordar a los argentinos, a sus curiosas palabras (curiosas para mí, claro) y a su forma de hablar coloquial en la que le dan la vuelta a las palabras: en vez de decir "qué lío", tenemos "qué quilombo" y de ahí, pasamos a "qué bolonqui". Inventiva, que no nos falte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario