Hace unas cuantas entradas hablaba de unas deseadas vacaciones. Y las tuve, unas vacaciones maravillosas y distintas de todas las vacaciones que he tenido nunca hasta ahora. Todo, además, de una manera improvisada, inesperada, totalmente arbitraria.
Y es que a veces, una tiene suerte.
Desde que llegamos a Calcuta y nos conocimos, Clo y yo hemos fantaseado con viajar a Darjeeling, uno de los lugares más famosos de India (que a mi me fascinaba porque acababa de ver la peli de Darjeeling Limited, y me había enamorado de los paisajes y del trenecito....y de la música de la peli, de paso). Por fin íbamos a cumplir nuestro sueño, y planeamos el viaje de Darjeeling con más antelación (aunque no demasiada) que nuestro viaje a Orissa. Compramos los billetes de tren con tiempo, conseguimos confirmar el billete sin ayuda externa, miramos la guía, miramos información en internet, preguntamos a conocidos y amigos que ya habían estado allí...Pero como siempre, no reservamos ningún hotel porque nos gustar ir un poco con libertad, y además hay que ver los sitios. No es temporada alta (empieza el monzón ahora), así que no pensamos que fuera a haber ningún problema.
Y de alojamiento, pues seguramente no hubo ninguno. Pero nunca lo sabremos, porque lo que hubo fueron otros problemas: problemas políticos en Darjeeling (una región conflictiva porque hay varias comunidades viviendo allí y ninguna es bengalí, y quieren independizarse de Bengala Occidental, o al menos conseguir cierta autonomía). El caso es que la nueva jefa de gobierno de Bengala Occidental, Mamata Banerjee, que no brilla por su actitud dialogante y conciliadora, prohibió a un grupo de Darjeeling reunirse para discutir unos planes de adherirse a un territorio que ya disfruta de cierta autonomía, y el grupo, furioso porque no podían ni reunirse siquiera, empezaron a manifestarse, convocaron una huelga inmediata que duró dos días y se paró uno, el jueves, a la espera de que el gobierno les permitiese realizar la reunión, como una pequeña tregua, pero amenazando con volver a una huelga indefinida si les negaban el derecho a reunirse.
Clo y yo teníamos el billete justo para el jueves por la noche: es decir, que no nos enteraríamos de si habría huelga o no en Darjeeling (con la consiguiente paralización de los transportes, y todas las tiendas cerradas, iba a ser imposible siquiera llegar a Darjeeling desde la estación de tren más cercana) hasta el mismísimo viernes por la mañana. Si al final no había huelga, perfecto, no pasaba nada, pero...¿y si había huelga? Habríamos ido hasta allí para nada.
En vista de ese panorama, Clo recordó que un amigo suyo de Chennai, pero que era originario de Assam, la había invitado a una fiesta la primera semana de mayo, en Guwahati, la ciudad principal de Assam. Llamamos al chico y la invitación seguía en pie: al parecer era tanto el cumpleaños de un amigo de este chico, como una reunión de antiguos alumnos y profesores del colegio al que fueron juntos. Así que como para ir a Assam hay que pasar por Darjeeling (bueno, por New Jalpaiguri, que es la estación de tren principal de la zona), decidimos comprar otros dos billetes que nos llevaran desde New Jalpaiguri hasta Guwahati.
Coger dos billetes en lugar de cancelar los otros dos y hacer un viaje directo desde Kolkata a Guwahati, a veces nos pareció desafortunado, pero en el fondo creo que no fue mala idea. Muchas cosas en este viaje parecían desafortunadas al principio, pero luego demostraron ser lo contrario. Desde lo del viaje cancelado in extremis a Darjeeling, que nos abrió la oportunidad de visitar Assam. Si no llega a ser porque Mamata Banerjee no dejó reunirse a aquel grupo político, nunca hubiera ido a Assam ni hubiera tenido una de las vacaciones más especiales de mi vida. Así que gracias, señora Banerjee....
Os dejo con unas fotillos de aperitivo.
Las orillas del río Brahmaputra, en Guwahati, Assam.
Kamakhya Mandir (pronúnciese "kamakka"), a unos 8 kilómetros de Guwahati, con una historia curiosa, cuanto menos.
De izquierda a derecha: Arif, Asif, Ma y Syed. La familia que nos acogió como si fuéramos sus hijas (aunque falta Afreen, la nuera)
Clo, Afreen y yo
Más, en otra entradita, mañana. Que hay que dormir...
1 comentario:
Me han encantado los relatos y las fotos. Te podrías dedicar al periodismo fotográfico y a los relatos cortos.
La anfitriona se ve distinta al resto de las mujeres indús que recuerdo. La mesa de bienvenida un encanto y limpia.
Tú guapísmia a pesar de todos los trabajos y las largas hora se viaje.
Besiños
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