Los que me conocéis ya sabéis que me apasionan las lenguas, y los que no me conocéis, tal vez lo hayáis deducido después de las últimas entradas, en las que no hago sino hablar de idiomas, y también por mi profesión. Y es que hay pocas cosas que me gusten tanto como aprender idiomas. No sé que tienen que capturan toda mi energía.
Cuando llegué a India pensé que aprendería hindi. Pero claro, llegué al sur, y allí hindi se oye, se entiende, pero muy poco, no lo suficiente como para aprender de la calle. Y los libros son bastante malos...Todavía no he encontrado ningún método de aprender hindi decente. Algo aprendí, de mis amigos y de mis alumnos, casi todos del norte de India. Pero kannada, o tamil, que también se oía en las calles de Bangalore, nada de nada. Bueno, cuatro palabras de kannada: illa (no), niir (agua), seri (vale), y kuri (dame).
Al saber que me venía al norte, aunque al noreste, pensé que podría mejorar mi hindi aquí. Y podría. En mi calle, todo el mundo habla hindi y no todos hablan bengali. Incluso algunos vendedores de verdura o fruta o snacks que venden en la calle, y que no deben llevar poco tiempo haciéndolo, no saben bengali. Lo entienden, pero me contestan en hindi, y claro, no les entiendo yo. Asi que la comunicación es muy limitada, y es una pena, porque tengo ganas de preguntarles cosas pero no me entero de la respuesta.
Pero en general, aquí se oye bengali, bengali, bengali. Bangla, como ya lo he llamado en algunas entradas. Así que después de casi siete meses, algunos libros y mucha ayuda de mis amigos y de la gente con la que si puedo hablar bangla en la calle, voy chapurreando un poco.
El bangla es un idioma muy dulce. Tiene una entonación cantarina con muchas subidas y bajadas, nada que envidiar al gallego. Además cuando hablan, los bengalis no paran de mover su cabeza o sus manos y parece que más que hablar están cantando y bailando. Dicen que los españoles hacemos muchos gestos al hablar, pero yo creo que los bengalis están al nivel de los italianos.
Algunas palabras son muy parecidas al español, sobre todo algunas de las básicas:
Ami - Yo (no sé parece a "yo", pero se parece a la versión de objeto indirecto "a mí"....)
Tui - Tú (entre amigos)
Tumi - Tú (entre conocidos pero no amigos cercanos)
Apni - Usted
O - Él / Ella (informal)
Uni - Él /Ella (formal)
Amra - Nosotros
Tomra - Vosotros
Apnara- Ustedes
Ora- Ellos /Ellas (informal)
Tara- Ellos/Ellas (formal)
Como podéis ver, el bangla es más complejo a la hora de dirigirse a la gente. En lugar de elegir entre tú/usted, aquí tenemos tres opciones (como en hindi), y la verdad es que he simplificado la tercera persona, porque además de formal/informal, también distinguen si la persona está aquí, allí o no está aquí presente. Pero con esta muestra vale.
Aunque sea un idioma con más sutilezas respecto a la cortesía, una cosa a favor del bengali es que los verbos son facilísimos y la estructura del plural también. Además no hay género así que no hay que preocuparse de concordar adjetivos con sustantivos.
El plural se forma añadiendo -ra, para las personas. Eso se ve ya desde los pronombres: de "ami", "amra", de "tumi", "tumra", de "o", "ora". Para las cosas se usa otro sufijo, que es -gulo.
El bangla tiene casos, así que hay que cambiar ligeramente la palabra añadiendo un sufijo según el sustantivo sea objeto directo (acusativo), modificador (genitivo) o complemento de lugar (locativo). Pero vamos, que para alguien que ha estudiado latín esto es pan comido. Además, ¡no hay declinaciones!
Así que en genitivo, de "ami", yo, tenemos "amar", mi (el posesivo); de "tumi", "tomar", etc. En general, simplemente hay que añadir una -r si el sustantivo termina en vocal, y -er si termina en consonante, pero con los pronombres personales no es del todo sistemático.
Y otra de las ventajas del bangla es que en las oraciones copulativas simples, con el verbo ser/estar, nos podemos comer el verbo. No es necesario decirlo, se sobreentiende. ¡Así que con dos palabras ya tenemos una oración!
Ami Leyre. Ami shikkhika - Yo soy Leyre. Yo soy profesora
o
Amar nam Leyre - Mi nombre es Leyre
Fácil, ¿no?
Ha, bangla khub shoya - Sí, el bengali es muy fácil.
Bueno, no es cierto que el bangla sea tan tan fácil, pero no voy a poneros las dificultades desde el principio. Sin embargo, después de estudiar japonés, mi cerebro está listo para entender el mundo de otra manera y eso es fundamental a la hora de aprender lenguas, pues las estructuras cambian y las cosas se expresan de otra manera y a veces cuesta cambiar el chip, porque no acabas de entender por qué demonios las cosas no se dicen de la misma manera que en tu lengua materna. Y es que, ¿por qué no se dicen en tu lengua materna de la misma manera que en la lengua extranjera que aprendes? Esa es la pregunta que hay que hacerse. ¿Quién está "mal"?
Obviamente, la respuesta es que ninguno. No hay lógica para esto: la habría en su momento cuando los hablantes de latín de la Península convirtieron al latín en español, o cuando los hablantes de sánscrito en Bengala Oeste convirtieron al sánscrito en bengali, sumando influencias de las otras lenguas que se hablaban y de las lenguas que nos conquistaron. Pero hoy en día es imposible de entender, simplemente es. Hay que tener la mente abierta a otras posibilidades.
El próximo día pongo unas frases útiles de bangla.
1 comentario:
Ami Berta. Ami shikkhita.
Espero por tu otra clase de bengalí.
PD: te escribo poco pero suelo leer tu blog.
Muchos besos
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