Hoy me apetece hablar de mis clases y de mis alumnos. La verdad es que son lo mejor de la escuela y de estar aquí: vale, la comida me encanta, la ropa es preciosa y supercómoda, el clima es fantástico, estoy en un país "exótico" y es fascinante, sí, todo eso está muy bien. Pero lo que de verdad me gusta es dar clase a estos estudiantes.
Había oído cosas muy positivas de los alumnos indios, pero también que las diferencias culturales causaban algunos problemillas. Bueno, de momento no he tenido ninguno, creo, aunque a lo mejor no me he dado cuenta...
¿Por qué me encantan? Pues porque, aunque parece que la India y España (o cualquier otro país hispanohablante) no tienen mucho que ver, que son dos lugares muy lejanos, a pesar de toda esa "distancia" física y cultural, los alumnos están motivados. En realidad, muchos trabajan para compañías que tienen negocios con entidades hispanas, o con países hispanohablantes. Para la mayoría de estos, aprender español es una manera de subir escalafones en la empresa. Otros, quieren cambiar de profesión y convertirse en traductores. Sin embargo, hay otros que se apuntan por amor a las lenguas, por curiosidad, porque han visto películas españolas, por el fútbol, por la salsa...Razones de lo más pintorescas. Uno, por ejemplo, quiere entrar en el ejercito y parece que los idiomas le permitirían alcanzar un rango más alto, pero también porque está personalmente interesado en la Guerra Civil Española. Este estudiante tiene apenas 20 años, lo cual lo hace más excepcional. Otros, son traductores de francés que quieren pasarse al español porque hay menos competencia (aquí los negocios con Francia son importantes). Otros, porque quieren empezar a aprender lenguas romances y se han decidido por el español para entrar en contacto con ellas. También hay quienes quieren irse de vacaciones a las Islas Canarias. Un poco de todo.
El caso es que le ponen interés. La mayoría, claro, siempre hay excepciones. Algunos todavía no tengo muy claro para qué estudian español, pero el caso es que lo intentan. Como siempre, los hay más rápidos y más lentos, pero en general, lo pillan todo a la primera, a pesar de que es una lengua muy diferente. Lo mejor es la cara que ponen cuando lo entienden y les sale bien, se les nota en los ojos una alegría especial. Dan lo mejor de sí mismos y siempre quieren saber más y más cosas, parecen esponjas que quieran saberlo todo. A veces es un poco extenuante de más, ya que preguntan cosas de nivel muy avanzado que no les puedes explicar ni aunque quisieras y pudieras, pero cuando les dices que no es el momento de aprender eso, que hay otras cosas antes, lo entienden y te dejan en paz.
Tengo una clase con 13 alumnos y otra con 25. La de 25, que son muchos, es realmente agotadora, no puedo estar al tanto de todos y es una pena. Debería haber dos grupos, porque también hay como dos velocidades en clase y mediar es muy complicado. Eso sólo hace que tenga ganas de esforzarme todavía más, pero no sé si podré...a ver cómo va. La otra clase, la de 13, es más relajada, sobre todo porque nunca han ido los 13 juntos y en realidad, sólo tengo 8 alumnos aproximadamente cada día. Así es mucho más fácil hacer cosas amenas, conversar, hacer acitivadades personalizadas y esas cosas. Noto que se lo pasan mejor, y ¡ojalá pudiera hacer lo mismo con la otra clase! ¡Qué frustración!
También me hace gracia que, aunqeu tengo mayoría de hombres en clase, hay muchas más mujeres de las que me esperaba. En general jóvenes, pero también más mayorcitas. Tengo hasta alguna que es profesora de lenguas (pero de alemán). Algún día le tengo que preguntar qué opina de mi forma de enseñar. El caso es que aunque hay alumnos que son bien rápidos e inteligentes, las mujeres les ganan por goleada. Tengo a cuatro o cinco que son despiertísimas: son ingenieras, directoras de departamentos, analistas,...trabajan muchas horas en empresas grandes y aún sacan tiempo para hacer las cosas de casa (al menos las más mayores que seguramente están casadas, aquí se casa todo el mundo), y también para estudiar español. Admirables.
Como la otra profesora que tenemos en la escuela. Estamos Lucía, de Argentina, y yo, y luego Prachi, una chica india que empezó estudiando español y trabajando en un agencia de viajes y acabó como profesora de español. Se mata trabajando un montón de horas a la semana, y aún tiene tiempo para encargarse de todas las cosas de casa y de seguir aprendiendo español, y de preparar las clases. No sé cuánto tiempo aguantará así, pero menudo espíritu que tiene.
Espero poder sacarles fotillos a mis alumnos y compañeros de trabajo un día de estos y colgarlas aquí. Para que les conozcáis un poquillo.
Había oído cosas muy positivas de los alumnos indios, pero también que las diferencias culturales causaban algunos problemillas. Bueno, de momento no he tenido ninguno, creo, aunque a lo mejor no me he dado cuenta...
¿Por qué me encantan? Pues porque, aunque parece que la India y España (o cualquier otro país hispanohablante) no tienen mucho que ver, que son dos lugares muy lejanos, a pesar de toda esa "distancia" física y cultural, los alumnos están motivados. En realidad, muchos trabajan para compañías que tienen negocios con entidades hispanas, o con países hispanohablantes. Para la mayoría de estos, aprender español es una manera de subir escalafones en la empresa. Otros, quieren cambiar de profesión y convertirse en traductores. Sin embargo, hay otros que se apuntan por amor a las lenguas, por curiosidad, porque han visto películas españolas, por el fútbol, por la salsa...Razones de lo más pintorescas. Uno, por ejemplo, quiere entrar en el ejercito y parece que los idiomas le permitirían alcanzar un rango más alto, pero también porque está personalmente interesado en la Guerra Civil Española. Este estudiante tiene apenas 20 años, lo cual lo hace más excepcional. Otros, son traductores de francés que quieren pasarse al español porque hay menos competencia (aquí los negocios con Francia son importantes). Otros, porque quieren empezar a aprender lenguas romances y se han decidido por el español para entrar en contacto con ellas. También hay quienes quieren irse de vacaciones a las Islas Canarias. Un poco de todo.
El caso es que le ponen interés. La mayoría, claro, siempre hay excepciones. Algunos todavía no tengo muy claro para qué estudian español, pero el caso es que lo intentan. Como siempre, los hay más rápidos y más lentos, pero en general, lo pillan todo a la primera, a pesar de que es una lengua muy diferente. Lo mejor es la cara que ponen cuando lo entienden y les sale bien, se les nota en los ojos una alegría especial. Dan lo mejor de sí mismos y siempre quieren saber más y más cosas, parecen esponjas que quieran saberlo todo. A veces es un poco extenuante de más, ya que preguntan cosas de nivel muy avanzado que no les puedes explicar ni aunque quisieras y pudieras, pero cuando les dices que no es el momento de aprender eso, que hay otras cosas antes, lo entienden y te dejan en paz.
Tengo una clase con 13 alumnos y otra con 25. La de 25, que son muchos, es realmente agotadora, no puedo estar al tanto de todos y es una pena. Debería haber dos grupos, porque también hay como dos velocidades en clase y mediar es muy complicado. Eso sólo hace que tenga ganas de esforzarme todavía más, pero no sé si podré...a ver cómo va. La otra clase, la de 13, es más relajada, sobre todo porque nunca han ido los 13 juntos y en realidad, sólo tengo 8 alumnos aproximadamente cada día. Así es mucho más fácil hacer cosas amenas, conversar, hacer acitivadades personalizadas y esas cosas. Noto que se lo pasan mejor, y ¡ojalá pudiera hacer lo mismo con la otra clase! ¡Qué frustración!
También me hace gracia que, aunqeu tengo mayoría de hombres en clase, hay muchas más mujeres de las que me esperaba. En general jóvenes, pero también más mayorcitas. Tengo hasta alguna que es profesora de lenguas (pero de alemán). Algún día le tengo que preguntar qué opina de mi forma de enseñar. El caso es que aunque hay alumnos que son bien rápidos e inteligentes, las mujeres les ganan por goleada. Tengo a cuatro o cinco que son despiertísimas: son ingenieras, directoras de departamentos, analistas,...trabajan muchas horas en empresas grandes y aún sacan tiempo para hacer las cosas de casa (al menos las más mayores que seguramente están casadas, aquí se casa todo el mundo), y también para estudiar español. Admirables.
Como la otra profesora que tenemos en la escuela. Estamos Lucía, de Argentina, y yo, y luego Prachi, una chica india que empezó estudiando español y trabajando en un agencia de viajes y acabó como profesora de español. Se mata trabajando un montón de horas a la semana, y aún tiene tiempo para encargarse de todas las cosas de casa y de seguir aprendiendo español, y de preparar las clases. No sé cuánto tiempo aguantará así, pero menudo espíritu que tiene.
Espero poder sacarles fotillos a mis alumnos y compañeros de trabajo un día de estos y colgarlas aquí. Para que les conozcáis un poquillo.