Hoy me levanté temprano, despertada por alumnos con dudas de esas que sólo te asaltan el día antes del examen, aunque el profesor te las haya solucionado en clases mil veces antes. Me llamó Raju, uno de mis alumnos de mayor edad, y de fondo podía oír los murmullos de su mujer y de su hija. Le imaginé estudiando en la mesa de la cocina, con el sol de la mañana y una taza de té al lado, quizá alguna galleta, enseñándole algo a su hija mientras estudiaba los verbos irregulares, pensando en llamar a la profesora a las ocho de la mañana por esa duda que tenía que despejar inmediatamente, para poder digerir el desayuno.
En realidad, es muy dulce que un hombre de unos 50 años que no tiene por qué aprender español por ninguna necesidad vital, se ponga a estudiar tan seriamente, aunque sea el día anterior al examen. Pero no fue el único: tres o cuatro alumnos más se pusieron en contacto conmigo a pesar de mis advertencias de "podéis enviadme los emails que queráis, llamadme cuándo queráis, pero no quiero ninguna pregunta el domingo antes del examen". Dicho, y no hecho.
Después de una mañana relajada, escuchando música y leyendo, yendo al mercado, limpiando la habitación y preparando la clase del lunes (ya que como tendré que vigilar el examen final, estaré de 13.00 a 19.30 en la universidad sólo con una hora de descanso, para comer). Pero por la tarde decidí aprovechar el día para algo más: para salir y hacer fotos.
Lo más fotogénico de Calcuta es, sin duda, el norte. Desde Central hasta Shyambazar, se extienden calles y callejuelas y avenidas con los edificios y las visiones más pintorescas. En el sur también hay cosas interesantes, sin duda, pero el norte tiene un toque especial, un "algo inexplicable" que hace que quieras volver y volver, aunque apeste y haya que zigzagear para poder pasar entre la gente y la basura. Es una atmósfera especial, en la que juegan la luz, la forma de las calles, la arquitectura, la gente (su número innumerable, sus vestidos, su actitud, su forma de hablar,...), los olores punzantes, tanto los buenos como los manos, el aire que viene del río, ... Los colores de las casas, de las ropas, de las comidas, del cielo.
Además, está la posibilidad de tomar un ferry e ir, en un viaje corto pero indispensable, de unos 10 minutos como máximo, desde el lado norte del río hasta Haorah, más al sur. Ya he contado en una entrada anterior este paseo en ferry, que hice una vez este año. Me apetecía repetirlo, y cómo la lluvia parecía que no iba a impedírmelo hoy, allá fui. Metro a Shovabazar, y luego paseando, dándome de bruces por casualidad con una famosa tienda de dulces en la que ya había estado (y en la que probé un nuevo mishti, un dulce bengalí, a los que debería dedicar una entrada próximamente). Pasé por Kumartuli (barrio al que ya también le dediqué una entrada), donde están ahora fabricando las estatuas de la diosa Durga para Durga Puja, aunque también están haciendo unos cuantos Ganesha, pues se acerca, en septiembre ya, Ganesh Chathurti (fiesta que podéis ver en otra entrada anterior, del 2011, hacia el final de la misma).
Aquí os dejo con las fotos y los vídeos de hoy.
Detalle del balcón de una casa tradicional, en Shovabazar, el norte de Calcuta
Soportales y farolas en un edificio que guarda un templo, en Shovabazar, cerca de Kumartuli
Detalle de una imagen de la Diosa Durga para colgar en la pared, sin terminar, en Kumartuli
Diosas y diosas Durga a la venta. La más barata, 400 rupias. La más cara, 700.
El artista dando los últimos retoques a la imagen: el pelo.
El artista con las manos en la masa
Se acerca Durga Puja, y las estatuas de la forma tradicional de la diosa luchando y de su familia, se acumulan en los diversos talleres de Kumartuli, entre el olor a barro y paja húmedo y a pintura y pegamento.
Una casa vieja y azul en Kumartuli.
He descubierto que en Kumartuli, además de fabricar dioses, fabrican hilos en casi todos los bajos de casi todas las casas.
En el ghat, a orillas del río, bajo un árbol-templo de Shiva se acumulan las huellas de una puja de las nagas. Las (o los) nagas son semidioses-serpientes, relacionados con Shiva y con la fertilidad.
Detalle de las serpientes.
El árbol templo.
Las aguas del Hooghly iluminadas a las luces del muelle donde parará el ferry, antes de seguir hasta Haorah
Llegando a Haorah, tras pasar el Puente (de Haorah, claro)
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