Menudo caos. Siempre es lo mismo. Todavía espero el día en que sea necesario menos de un mes para arrelgar cualquier papelucho administrativo que tenga algo que ver con el estado. Yo me quejo ahora de España, pero ya tendré tiempo de quejarme de la India más tarde, que por lo que he oído, es lo mismo o incluso peor. Pero como española, voy cultivando la paciencia y el tesón: ya me llevaré un libro conmigo a dondequiera que vaya para no pasarme las horas muertas en una oficina esperando al milagro de que se arreglen los papeles. Y eso que ahora lo hago todo por internet, y eso diluye la espera. Os cuento.
Estoy tratando de arreglar los papeles para poder pedir el visado a la India. Ya empecé a pedirlos a principios de mes, pues bien, ahora, a una semana de que se acabe el mes, todavía no los tengo todos y los que tengo, están mal. Por fin he corregido uno, pero falta el otro. Y, os preguntaréis, ¿por qué tarda tanto? ¿Qué es lo que está mal? ¿Hay que escribirlo todo de nuevo? Pues no, qué va. Si fuera eso, lo entendería. Pero es una simple dirección. Una dirección que siempre estuvo mal escrita y que nadie se dignó a arreglar a pesar de que estuviera mal escrita. Y si en los papeles en los que pido el visado hay divergencias respecto al lugar al que voy a ir, no creo que les haga gracia en la embajada. ¿A quién le gusta tener problemas de visados? A nadie...
Total, que tengo que poner los cinco sentidos, y si tuviera más, los demás, y mirarlo todo con lupa, cuando el problema es tan sencillo como corregir una simple dirección que podría haber estado bien desde el principio. ¿O es que no escribimos todos cartas que llegan a su destino?
Espero poder contar pronto las tribulaciones de tramitar el visado.
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