No, no he muerto. Sigo aquí, trabajando, pensando en escribir las crónicas de mis viajes por Delhi-Agra-Jaipur, pero viéndome enterrada entre pilas de trabajo pendiente. Sin embargo, he decidido dejarse ese trabajo aparcado por unos momentos para sentarme a escribir aquí acerca de un nuevo tema: las escuelas públicas indias y el sistema educativo.
Me temo que este no será una entrada especialmente agradable. Tampoco va a ser una entrada con información detallada, ni un estudio, ni una descripción del sistema. Van a ser una serie de pinceladas que he ido recogiendo a lo largo de mi estancia aquí, en estos dos años, pero sobre todo de esta última semana, en la que un amigo ha empezado a trabajar como profesor y director de facto de una escuela pública en un pueblo de Bengala Occidental, a una hora y media en tren de Calcuta. No es el único de mis amigos que enseña en una escuela pública, pero sí que es el primero en transmitirme el shock de lo que ha visto.
Esta escuela, como decía, está un pueblo a la entrada del Parque Natural de Sunderbans, hacia el sureste del estado. La jornada laboral empieza a las 10.30 de la mañana, y termina a eso de las 16.00. Las clases son de primaria, hasta sexto más o menos, aunque la escuela está planeando aumentar los cursos hasta lo que sería 4º de ESO en España, aquí Clase X (siguen un sistema numérico, sin recomenzar la cuenta en cada ciclo), pero esas clases de secundaria están todavía sin construir. Ladrillos esparcidos por un solar, que no se sabe exactamente cuánto tiempo lleva así, aunque ahora a mi amigo le toque revisar las cuentas, decidir cuánto dinero va a qué, porque el dinero llega, pero a dónde se va, no se sabe. No tienen prisa, porque no hay estudiantes de secundaria todavía: los que están terminando primaria, continuarían en secundaria, pero todavía ninguno ha pasado de la Clase VI. De hecho, en Clase VI, sólo hay dos estudiantes. Y en Clase V debería haber seis, pero solo hay cinco: el sexto alumno murió. ¿De qué? No sabemos exactamente, pero probablemente, de desnutrición y mala atención médica, o falta de la misma.
En el edificio de la escuela, pasan el día el personal administrativo y tres o cuatro profesores más que se divierten con el nuevo profesor, al que le han cargado con las responsabilidades prácticas de un director de escuela, a pesar de su falta de experiencia y de conocimientos en el campo de la administración. Al parecer, una mujer con más experiencia va a incorporarse a la escuela en unos días, y es la esperanza de mi amigo, que como los demás profesores, no quiere la responsabilidad: está deseando que llegue y pasarle la patata caliente a esta mujer, que por lo menos tiene experiencia y sabrá como hacer las cosas y cómo lidiar con la gente. Sin embargo, los demás profesores están en contra de esta idea, por varias razones: 1) Él se ha incorporado antes, y es por "orden de llegada", 2) Él tiene más estudios (máster) que ella 3) Él es más mayor que ella y 4) Ella es "ella".
La escuela, con su solar, está al otro lado de la estación de tren, pero las carreteras hacia la escuela desde la misma, y desde el pueblo, están en mal estado, algunas en construcción, y hay mucho polvo durante el día. Delimita también con un pequeño estanque que, como todos los del pueblo (y como todos los que he visto en India), está contaminado, lleno de verdín, convertido en vertedero y lugar de lavar la ropa, cuando no la gente. Pero al otro lado del estanque, rodeado de unas redes, hay un campo de cricket en el que los niños ricos del pueblo juegan con bates de verdad, y no tablones de madera adaptados para el caso.
El segundo día de su estancia allí, era el Día de los Discapacitados. El gobierno da becas a los alumnos con alguna discapacidad, para ayudarles a pagar los libros o el uniforme, o los lápices o libretas. Esta discapacidad puede ser de cualquier tipo, física o psicológica. Pero un comité evalúa el caso antes de otorgar la beca. Allí en una mesa grande, estaban sentados cuatro hombres, atendiendo los trámites y a su vez, haciendo de evaluadores más que dudosos. Llegó una niña de unos 6 años, con problemas de movilidad, de orientación, de audición, y que no articula palabras, aunque puede producir sonidos. Los "expertos", al no poder hablar con ella, hicieron llamar a la madre, una chica joven de unos 21 años, a la que sometieron a un interrogatorio:
- ¿Cuándo se quedó usted embarazada?
- ¿Hubo algún problema durante el embarazo?
- ¿Estaba usted enferma?
- ¿Qué comía durante esa época?
- ¿Sufrió algún accidente grave durante el embarazo?
Como si la culpa fuera de la madre.
Cuando por fin se convencieron de que la niña no estaba fingiendo y que no era un fraude, le aceptaron como receptora de la ayuda, que le permitirá asistir a unas clases donde no hay ningún profesor especializado para enseñar a niños discapacitados, a los que se pone a todos juntos en una misma clase sin discriminar el tipo de discapacidad.
Hace ya varios años que el Ministerio de Educación de India comenzó una campaña de alimentación en las escuelas, llamada el "Midday Meal", o MDM, es decir, "una comida al mediodía". Este Midday Meal se instauró en Bengala Occidental en el 2003, y desde entonces la mayoría de la escuelas públicas se han adherido a él, aunque desde el último informe publicado por la comisión encargada de revisarlo, - que data del 2011 y que no incluye un grupo representativo de escuelas de todo el estado, sino que se limita a las dos zonas más industrializadas y ricas, Calcuta y Burdwan, la provincia justo al norte de Calcuta - todavía hay escuelas en las que tanto el director como los profesores se niegan a poner en práctica esta "comida al mediodía", porque encuentran muy inconveniente tener que llevar a cabo la adaptación alguna de las estancias de la escuela en cocina, y porque conlleva un esfuerzo y unas responsabilidades nuevas que no están dispuestos a cargar.
En esta escuela hay una comida al mediodía. Esta comida suele ser la única que los niños tomarán en todo el día. Muchos de ellos, no solo en esta escuela, sino en muchas otras, según me ha contado la gente que trabaja en el mundo de la educación rural, sólo vienen a la escuela para comer: vienen a la hora de comer, y después se quedan a jugar, y luego se van a casa. En vez de escuelas, se han convertido en comedores para niños que viven en situación de miseria. Pero así, los padres aceptan a enviarlos a la escuela, incluso a las niñas, ya que así se convierten en una boca menos que alimentar: si no, sería más rentables hacerles trabajar de algún modo para que pudieran contribuir a la compra de alimentos. Aún así, la media de asistencia a las escuelas en el informe es del 61%.
Seguro que algunos de vosotros habéis oído hablar de este sistema de una comida diaria en las noticias, ya que hace unos meses, una veintena de niños murieron de intoxicación después de comer una de estas comidas, en el estado de Bihar. Mi amigo, que sale de casa a las 8 de la mañana para poder llegar al pueblo antes de las 11, no tiene tiempo ni medios para prepararse una comida que llevar. Recuerdo que, antes de que empezara a trabajar, yo le dije que probara la comida de los niños, para ver la calidad. Él me dijo que no, que le daba reparo, que esa comida era para los niños, que eran quienes realmente la necesitaban, que él podría comer en cualquier otra parte. Sin embargo, al final, probó la comida: desde lo de Bihar, se ha vuelto obligatorio que los profesores coman lo mismo que los niños, o al menos que lo prueben, quizá como medida para que los profesores se involucren en la preparación de una comida sana e higiénica, o para que mueran todos juntos. Porque mi amigo se ha puesto enfermo. Y los niños, unos 200 niños en esta escuela en particular, que sólo comen comida envenenada en todo el día, que no tienen dinero para ir al médico, mueren, y en los registros de la escuela aparece la palabra "dead" al lado del nombre, y la vida sigue como si nada.
¿Y qué comen estos niños? Pues por ley, hay unas tablas muy bonitas con contenido nutricional y recetas de cocineros de los hoteles de lujo. Pero en la realidad, hay 100 gramos de arroz por niño, y patatas cocidas, y especias que le den sabor. Se alimentan a base de hidratos de carbono, con una mínima ingesta de verduras (a pesar de que ahora las patatas son el vegetal más caro del mercado, junto a las cebollas: les saldría más barato darles arroz con zanahorias o con calabaza), dos veces por semana tienen derecho a proteínas, de soja texturizada y de huevo, y tres días a la semana hay lentejas, como una mínima fuente de proteínas vegetales. Les falta de todo. Otra de las cosas que se mencionan en el informe, es que hay problemas en el almacenamiento del arroz, patatas y lentejas, que se dejan en sacos en cualquier parte, con el consiguiente problema de bichos, deterioro y falta de higiene. La sal, dicen, pierde el yodo tan necesario, por que no tienen botes donde cerrarla apropiadamente. El arroz, cito "is extremely bad in quality". En ocasiones, la comida se almacena en una de las aulas, a falta de otro espacio.
Y eso no es todo, por supuesto. Hay problemas de transporte de los alimentos, ya bien de los alimentos crudos a las cocinas de las escuelas, ya bien de las cocinas catering que distribuyen a escuelas distintas. El precio del transporte sube más allá del subsidio del gobierno, y la escuelas no tienen de dónde sacar el dinero con que pagar la diferencia, aunque sean, según el informe, 70 rupias. Y es que 70 rupias cada día, no son 70 rupias. La mayoría de las escuelas usa dos tipos de cocina: de leña o de gas. La de leña conlleva problemas de almacenamiento, y sobre todo, de humo y suciedad, mientras que la de gas, el mayor problema es el coste de la bombona, que ha subido muchísimo desde el 2011. Las escuelas no podían permitirse el lujo de comprar bombonas a precio real del mercado (cuando el gobierno de Mamata Banerjee dejó de subvencionarlas), ya que las ayudas a las escuelas no aumentaron proporcionalmente, y muchas tuvieron que volver a la leña, o dejar de cocinar por unos días en forma de protesta - aunque eso sólo afectó a los niños. Y el dinero, cuando llega, llega con retraso, con lo cual las escuelas se ven forzadas a mantenerse con lo mínimo, siempre pendientes de cuando se les ingresará el dinero debido, intentando mantenerse a flote.
El informe, aunque es del 2011, también critica ampliamente la falta de higiene en las cocinas, la falta de formación profesional de los cocineros, que normalmente son amas de casa que no saben cocinar para un grupo tan numeroso, con lo cual aumenta el gasto y el tiempo empleado en cocinar, que ya lo hacen como en su propia casa. Tampoco usan básculas que pesen exactamente los 100gr de arroz reservados para cada niño, sino que todo va a ojo, con el consecuente desajuste, en ocasiones falta comida y en otras sobra, y se desperdicia mucho. Algunas escuelas, en los pueblos, tienen pequeños huertos para cultivar sus propias verduras y ahorrar en gastos, pero no está extendido este sistema, y tampoco se realiza con eficacia, ya que les faltan conocimientos de horticultura y las herramientas necesarias. Por otra parte, aunque la ley dice que la comida al mediodía debe ofrecerse un total de 230 días al año, durante el curso escolar, incluyendo los sábados que son media jornada, la realidad es que la gran mayoría de la escuelas no ofrece ningún tipo de comida los sábados. Sin embargo, todos los días hay que rellenar un registro detallado de los ingredientes utilizados, el número de niños que asistieron, y la cantidad de comida sobrante. Y no puede sobrar nada: si sobra, la revenden.
¿Cómo van a aprender nada unos niños que tienen hambre, a los que el hambre no les permite concentrarse, que tienen otros problemas en su vida más allá de los problemas matemáticos, o de escribir correctamente las palabras en bengalí, o peor, en un idioma extraño como el inglés? Para ellos y para sus familias se trata de la supervivencia diaria, no de la calidad de vida, no del futuro, no de la felicidad.
Y si queréis ver el informe vosotros mismos, está aquí.
Y si queréis ver el informe vosotros mismos, está aquí.
2 comentarios:
Leyendo ésto a uno se le ponen los pelos de punta. Es increíble que en el siglo XXI todavía pasen estas cosas. Vale que la India es un país enorme, con mas de mil millones de habitantes, y que salir de esta situación es muy difícil y complicado. Pero es labor de los gobiernos, tanto el central como el de los estados, llevar a cabo labores de control, supervisión de estas cosas y de educar e informar a la ciudadanía. También que mucha gente nativa se implique en en ello. La India será un país emergente, pero eso se reduce a cifras macro-económicas y para que se refleje en la población tendrán que pasar muchos, muchos años, aparte de la enorme corrupción que debe existir. La India puede ser un país con futuro, pero creo que eso será a muy largo plazo.
Esta entrada del blog merece ser publicada en los medios de comunicación de cualquier país.
Besos.
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